¿Por qué ejercitar el pensamiento?
Cuando experimentamos rigidez, pesadez o malestar en nuestro cuerpo nos parece natural ejercitar y cuidar de nosotros mismos para adquirir mayor flexibilidad, liviandad y bienestar. Pero, ¿sabemos distinguir cuando nuestra mente se vuelve rígida o pesada?, ¿hacemos algo para cuidarnos y aliviar el malestar que nos provocan nuestras propias ideas?
Nuestro cuerpo da señales de alerta cuando lo sobre exigimos y también cuando nos volvemos demasiado sedentarios. Podemos decidir ignorar esas señales, pero sabemos que las hemos recibido.
Nuestra mente también da señales de alerta cuando pensamos demasiado y cuando no pensamos en absoluto. Las principales señales son la confusión y el vacío.
En realidad, pensar demasiado no es pensar, como cargar sobre los hombros un peso excesivo no es hacer ejercicio. En ambos casos, descuidamos nuestro ser y limitamos su capacidad de movimiento.
La Práctica Filosófica es una manera de ejercitar nuestra mente, de ponernos en forma para saber cuándo parar y cuándo movilizar el pensamiento. Dialogando con otros, aprendemos una serie de gestos mentales que nos permiten tener mayor dominio de nuestras ideas y al mismo tiempo mayor conciencia de sus límites.
Salir del sedentarismo o de la sobre exigencia mental puede ser difícil, pues implica abandonar la comodidad o la urgencia. Pero es también una tarea desafiante y alegre que, si se realiza con calma y paciencia, nos permite ser más conscientes y usar la razón para cuidar de nosotros mismos y comprometernos con nuestra propia vida.
EL 23 DE ABRIL DE 2022 comenzamos un nuevo ciclo de talleres de Práctica Filosófica para el Autoconocimiento.
Si quieres conocer nuestro trabajo, puedes asistir a la primera sesión de manera gratuita.
INTRODUCCIÓN A LA PRÁCTICA FILOSÓFICA PARA EL AUTOCONOCIMIENTO
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