¿Es natural pensar?

Es natural preguntar y preguntarse, hay una necesidad de conocer dónde nos movemos. También es natural, una vez llegado el momento de la responsabilidad, buscar soluciones, decidir. En ambos casos pensar tendría una finalidad, una utilidad y va acompañado de ciertos estados de ánimo, desde la curiosidad hasta la angustia, dependiendo de cuánto nos preocupe lo que buscamos.

Tenemos grandes incentivos  para pensar y por eso nos ponemos a la tarea. Pero a menudo nos  vemos de lleno en la actividad mental con demasiadas cargas existenciales, tenemos demasiada prisa por obtener resultados, hay una urgencia que nos lleva a tomar atajos: tomar soluciones hechas, ideas no examinadas, tratamientos superficiales de los problemas… Arrastramos incomprensión e incapacidad. Acumulamos experiencias de impotencia que nos hacen entrar en bucle. A mayor impotencia la urgencia se impone más, a la vez que crece la desconfianza en las propias fuerzas.

Detener esa deriva, antes de una debacle personal, se hace necesaria. Nuestra naturaleza pensante requiere paciencia, como nos dice este viejo sabio:

– Maestro tengo este problema…

– Detente tres días a examinarlo.

-… ¡es que tengo prisa!

– Entonces detente seis.

Es natural pensar, es menos natural detenerse…

Lo bueno es que pararse a pensar, poder hacerlo con calma y obedeciendo a cierto rigor crítico, aprendiendo de los errores y siendo realista, no sólo constituye un buen instrumento, descubrimos que es toda una manera de ser. Descubrimos que desarrollar nuestro sentido racional es en sí mismo una forma de realización, de bienestar, de bien-ser.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s