El sabio – La filosofía

I

“…la figura del sabio ocupa, en nuestras costumbres actuales, un lugar particular. Se ha convertido en un objeto de consumo, pero lo que consumimos es un imaginario de sabiduría: consejos, reglas de vida, parábolas que soñamos con adaptar a nuestro uso personal. Pero sólo el tiempo que dura el hojear una revista. Esto no resulta condenable, es evidente, pero está muy lejos de las profundas exigencias de los sabios antiguos… En su caso se trataba de transformar radicalmente al ser humano. En el nuestro, se trata de amenizar nuestra vida cotidiana.”

Roger-Pol Droit,  El ideal de la sabiduría

II

La filosofía no es un arte popular ni una  ciencia de exhibición. Su contenido y substractum está en las acciones, no en las palabras. Su cometido, polo opuesto del ayudar a pasar agradablemente los días y curar el fastidio de la ociosidad, es el de ser educadora de los espíritus, criterio de la voluntad, espejo de las acciones, enseñanza del ser humano en lo que debe hacer o rechazar, piloto y guía de sí mismo para sortear los escollos de la navegación por los mares de la vida. Sin filosofía no existe seguridad alguna. Y para cuantos contratiempos reclaman consejos y madurez de juicios, la filosofía es quien puede proporcionarlos.”

Séneca, De la filosofía

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